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domingo, 19 de junio de 2011

GUSTAVO AGUIRRE MORALES PSICOLOGIA UNAM

                                                  CONDUCTAS ANORMALES
Las conductas anormales resultan fascinantes y preocupantes para los científicos y el público en general. Por qué las personas muestran conductas anormales, cómo expresan sus perturbaciones y cómo esas conductas pueden prevenirse y tratarse, son preguntan que continúan sin una respuesta específica, sin embargo continúan investigándose. Hoy en día se sabe que todos los seres humanos de una forma u otra, tienen contacto, con algún tipo de perturbación mental durante su vida, ya sea “luchando” con sus propios trastornos mentales, o en forma indirecta a través de amigos o familiares afectados.
Es necesario ser objetivos y entender que realmente no se sabe lo suficiente acerca de las causas de la conducta anormal, y en especial de trastornos mentales, para llegar a una respuesta definitiva. Al parecer la conducta anormal, no es el resultado de una sola causa, sino una interacción de muchos factores; casi todos los trastornos mentales surgen de contribuciones múltiples.
El estudio de la psicopatología es una investigación del por qué la gente se comporta, piensa y siente de formas insospechadas, en ocasiones excéntricos, y por lo general, de manera negativa.
Resulta interesante comprender cómo la psicopatología estudia los componentes de la anormalidad tales como: infrecuencia estadística, violación de normas sociales, aflicción personal, incapacidad o disfunción, e imprevisibilidad. Cada una de las características citadas, muestran un rasgo de lo que el especialista puede considerar como anormal, sin embargo debemos tener en cuenta que cualquier aparente conocimiento, como es el caso de los componentes, no son estáticos, sino que pueden sufrir cambios con el tiempo, y esto conduce a la imposibilidad de expresar una sola definición que englobe todos los aspectos de la conducta anormal.
Esta lectura nos muestra la historia de un sujeto “Ernest H.” con problemas de conducta anormal, que es tratado terapéuticamente. Los orígenes de la demonología antigua (Se conoce demonología a la doctrina según la cual un ser perverso parcial o totalmente autónomo, como el diablo, podría habitar dentro de una persona y controlar su mente). Durante la era greco-romana surgieron explicaciones racionales y científicas acerca de la anormalidad. En forma especial fue la influencia de Hipócrates, quien creía que la conducta anormal se debía a causas orgánicas o biológicas como la disfunción o enfermedad del cerebro. Posteriormente, el tratamiento se volvió más humano gracias a las contribuciones de Phillippe Pinel.
Con el colapso del imperio romano y la creciente influencia de la Iglesia con énfasis en la voluntad divina y el más allá, el pensamiento racional se suprimió y la creencia en lo sobrenatural floreció de nuevo. Durante la Edad Media, la hambruna, la peste y las guerras de las dinastías causaron una enorme agitación social. Varias formas de locura colectiva afectaron a grupos de personas. En el siglo XV, algunos de los que fueron asesinados en la cacería de brujas, apoyadas por la Iglesia, eran a quienes hoy se llamarían personas con enfermedad mental.
El renacimiento contribuyo con la investigación racional y científica, junto con un fortalecido interés en los métodos humanitarios para tratar a las personas con enfermedad mental. Los siglos XVIII y XIX fueron períodos que se caracterizaron por reformas hacia el trato de las personas “dementes”.
En los siglos XIX y XX, los principales descubrimientos científicos fomentaron una creencia acerca de que los trastornos mentales tenían sus bases en cuestiones biológicas. Un descubrimiento especialmente importante de este período fue el microorganismo que causa la paresis. Los científicos creían que de manera eventual encontrarían causas orgánicas para todos los trastornos mentales.
Es importante mencionar, que desde el estudio científico de la conducta anormal, los investigadores han recurrido a dos puntos diferentes, o bien, a dos escuelas de pensamiento: La orgánica o punto de vista biológico, llamado también somatogénico, y el cual supone que toda conducta anormal procede de un mal funcionamiento físico; y el punto de vista psicológico llamado también psicógeno, este punto de vista, supone que el cuerpo del “enfermo” se encuentra intacto y los problemas deberán ser encausados en la ámbito psicológico.
Langer y Abelson (1974) aplicando un experimento como paradigma en psicología de la conducta anormal expresan su frase “creerlo para verlo”, interesados en la manera en cómo diversas orientaciones teóricas pueden afectar la forma en que los clínicos conciben el ajuste de una persona, ejemplificaron la manera en que un paradigma afecta la percepción.
Es importante tomar en cuenta los factores subjetivos en la ciencia, de la misma manera que la percepción y la solución de problemas habituales, pues el científico no deja de ser humano cuando formula hipótesis y-o controla investigaciones.
   

 Bibliografía:
Davison, G. (2003). Psicología de la Conducta Anormal. México: Limusa pp. 28-51

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