LA IMPORTANCIA DE LAS NEUROCIENCIAS EN EL
ÁMBITO DE LA EDUCACIÓN.
Investigaciones neuro-científicas recientes, han contribuido
al mejoramiento de los procesos educativos y a la satisfacción de los problemas
vinculados con el aprendizaje. Resulta por demás importante las contribuciones
de las neurociencias a la educación, de manera particular, los factores del entorno sociocultural que intervienen en
el aprendizaje. Existen diversos factores, tales como la salud, el entorno
vital, ejercicio físico así como diversos aspectos, entre los cuales está la
plasticidad, madurez cerebral y las neuronas espejo que indudablemente son
importantes para considerar la influencia del entorno sociocultural en la
educación.
La labor principal de las neurociencias es la
de pretender aclarar de qué forma actúan las redes neuronales existentes en el
cerebro para que el ser humano adopte ciertas conductas y cómo, a su vez estas
estructuras se ven influenciadas por el medio ambiente. Precisamente, las
neurociencias contribuyen a un mayor entendimiento, tratando de dar respuesta a
cuestiones de gran interés para los educadores. Investigaciones recientes
muestran que tanto un cerebro en desarrollo como uno ya maduro se alteran
estructuralmente cuando ocurren los aprendizajes.
Las llamadas neurociencias se han hecho presente
actualmente, y cada vez con mayor frecuencia en el ámbito educativo. Inició con
los estudios relacionados con la maduración y desarrollo de la niñez vinculada
con la educación inicial, para continuar con la inquietud por el estudio de la
anatomía, el funcionamiento y las implicaciones que de ello se desprende para
las diferentes edades evolutivas y sus efectos en el aprendizaje general pero
sobre todo en el aprendizaje académico en particular.
Es importante que los responsables de la
educación comprendan que los procesos de aprendizaje y los hábitos van
moldeando el cerebro, que se sustenta de infinitas conexiones (sinapsis). Las
neurociencias han descubierto que las sinapsis habilitadas se refuerzan o se
debilitan a través del desarrollo por medio de nuevos estímulos vivencias,
pensamientos y acciones; esto es lo que dará lugar a un aprendizaje permanente.
La enseñanza y la formación en la niñez, brindan estímulos intelectuales
imprescindibles para el cerebro y su desarrollo, toda vez que proporciona una
evolución de las capacidades cognitivas haciendo factible el aprendizaje. Es entre los tres y diez años, que el ser humano
está en una búsqueda incesante de estímulos que el entorno ofrece, seleccionado
aquellos que merezcan ser archivados para su recuperación posteriormente. Esta
decisión de guardar los estímulos está basado en los procesos de atención que
hacen que, de entre la amplia escala de estímulos, los órganos de los sentidos
elijan los que conviene elaborar conscientemente. Los niños gustan de las
sorpresas y a sus cerebros de la misma forma, por lo que, un entorno variable y
diverso, que a cada momento logre despertar la curiosidad, conduce casi de manera
automática a aprender.
El docente comprometido con la enseñanza de
sus alumnos, debe tener al menos los conocimientos básicos del funcionamiento del cerebro acerca
del aprendizaje, toda vez que debe comprender
que los alumnos deben auto-observarse constantemente para aprender
significativamente los contenidos y hacerlo a través de procedimientos
efectivos. El poder cuestionar, volver a pensar, pensarlo de otra manera,
realizar aportes, reconstruir conceptos, son acciones que conllevan a un
aprendizaje viable.
El aprendizaje sustancialmente vislumbra
cambios y conexiones: la liberación de neurotransmisores en la sinapsis puede
variar, o las conexiones entre neuronas pueden fortalecerse o desgastarse. El
éxito de la enseñanza afecta directamente las funciones del cerebro modificando
y variando las conexiones. Ante este panorama se puede señalar que el ambiente
afecta tanto la estructura del cerebro como su funcionalidad; un ambiente
apropiado es esencial para conformar partes sustanciales del mismo.
Es importante mencionar tal como lo
señalan (Barab y Plucker, 2002, Meyer y
Turner, 2002 y Schutz y Lanehart 2002), que las emociones, como los
sentimientos, tienden a promover el
aprendizaje en la medida en que incrementan la actividad de las redes neuronales
y fortalecen, por ende, las conexiones sinápticas. Por lo tanto, la
neurociencia nos presenta claras evidencias de que el aprendizaje es mayor cuando un contenido o materia en
particular presentan ciertos componentes emocionales. Conociendo lo anterior,
es prácticamente una manera, emoción y
motivación lograrán una forma de aprendizaje donde lo aprendido se archive en
la red neuronal del educando.
La formación de docentes, psicopedagogos,
psicólogos educativos y todos los profesionales interesados en la cuestión
enseñanza-aprendizaje, deberían tomar cursos en neurociencias que les
permita cerrar la brecha del rezago
educativo.
Lo anterior no parece ser una meta imposible,
sin embargo el Estado debería aprovechar los avances científicos para impulsar
que la docencia se atreva a enfrentar este enorme desafío.
Bibliografía.
Bibliografía:
De La Barrera,
M. (10 de abril del 2009). Neurociencias y su importancia en contextos de
aprendizaje. Revista Digital Universitaria, 10 (4), p. 1 - 17.
Recuperado de http://www.revista.unam.mx/vol.10/num4/art20/art20.pdf
Padilla Magaña,
Rosa Aura. (2004). La comprensión del cerebro: Hacia una nueva ciencia del
aprendizaje. Perfiles educativos, 26(103), pp. 133-136.
Recuperado de
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-26982004000200009&lng=es&tlng=es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario